sábado, 18 de junio de 2011

No llores por él. No te quiere ni te querrá, simplemente porque no sabe hacerlo y prefiere no aprender nunca que reconocerlo. Porque sólo conoce el juego del ligoteo y exponerse a cosas nuevas es un riesgo que no está dispuesto a correr. Y claro, tiene tanta práctica en él que es experto, el mejor. Tanto que yo también caí en sus redes. Sí, yo, que te estoy advirtiendo, que parece que nunca me haya enamorado a juzgar por mis principios sólidos. Yo también fui una despechada, una inocente ignorante de su cobardía ilimitada. Sé que a ti también te parece ver un brillo no se cuántos en sus ojos cuando te besa. Y a lo mejor existe, no te lo imaginas, pero es fingido. Y sé que cuando antes lo dejes, más corta será la desintoxicación. Esto es como las drogas, cuanto más fuerte sea lo que hayas tomado, peor lo pasarás después. Y tú, chica, has ido a elegir el peor puto crak del camello. Así que bórralo de tu vida, de tu móvil y hasta de tus recuerdos. Búscate un buen hombro que te sostenga mientras sufres el síndrome de abstinencia y después y para siempre asegúrate una distancia mínima de kilómetros con él. Porque igual que un alcóholico está condenado toda la vida a no poder ni oler un vaso de vino, él no dejará de ser nunca tu droga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.