Me decía: Pinta una cara con una sonrisa. Mi mano apenas podía sujetar el lápiz, y lo que supuestamente era una sonrisa a mí me parecía una mueca desagradable, era tan parecida a la mentira que sujetaba mi boca, a la engañadora que salía de mis dientes, pasaba por mis labios y ganaba lo que se proponía, esa ciclotímica sonrisa,maldita sonrisa, sonrisa falsa, helada, oscura, brillante, atrapante, vividora, pero mentirosa al fin.
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