miércoles, 11 de mayo de 2011


Y así fue como aprendí que en historias de dos conviene a veces mentir que ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor. Yo le quería decir que el azar se parece al deseo que un beso es sólo un asalto y la cama es un ring de boxeo, que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan se marchitan cuando las toca la sucia rutina.

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